Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

viernes, 1 de marzo de 2013

ESPERAR.


Esperar de luz, tiniebla y bruma, de cristales, música y silencios. Esperar de ángeles dorados que caen del cielo con regalos en los ojos y espadas en las manos. Esperar de hijos de la tierra, de hijas del agua y de la luna, de velámenes extensos danzando en los vientos salados del océano y esperar de miradas absortas desde la costa nueva...
Érase una vez un par de ojos en espera, unas manos, un cielo en espera, abierto, y sus puertas doradas dejando escapar manos y manos, cantos, y después... silencio. Y la redondez de carrousel, girando en derredor de la novia, que ataviada... espera. La calidez de la luz, reflejada en las manos del novio que aguarda en el altar, ojos enamorados, ansias y el cielo otra vez girando, y no querer que se acabe, ni que se repita... Añorar la sensación de eternidad que no se conoce, la sensación de hogar para siempre... Permanencia...
Ahora es esperar sin sosiego, esperar desesperando, muriendo, soñando, respirando. Esperar de única, sencilla, imposible espera. Esperar sentado, parado, haciendo cola en un banco, cocinando, duchándose, lavando platos hasta que la cotidianidad simplemente se desvanezca entre las sombras Y juguemos, vos y yo, a la ronda del comienzo del final agarrados de las manos, viendo el oleaje en las nubes, viendo amanecer en el mar.

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