Ahí te espero,
donde empieza tu tristeza,
y tiene dueña tu llanto.
Donde, de mi puño y letra,
dibujo las penas derramadas
de tus enormes ojos dorados.
Y a la orilla del río prometo
convertirlas en dulce canto
Ahí te espero...
y sin dolores me desangro.
Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...
jueves, 6 de diciembre de 2012
sábado, 1 de diciembre de 2012
Hacer el tango desnudos...
Quizás fue en la obsesión del movimiento, que perdimos la noción del todo.
En el instante justo del sosiego, volvió a empezar con novedosa cadencia,
el baile de los cuerpos fusionados.
Porque mientras de vaivenes se vistieron los respiros, quemaste mi cuello con tu dulce aliento,
solo las piernas entre el frote y entrelazo, jugaron al eterno juego, del deseo evaporado.
Sacamos chispas al piso sordo de madera, lo prendimos fuego, lo sudamos, lo empapamos. Y en el último jadeo, de los músculos cansados, de los miembros ya vencidos, de los vellos erizados, un ruido de tacón, y en esa mirada tuya, mezcla de placer y ruego, te dije: Va de nuevo...?
En el instante justo del sosiego, volvió a empezar con novedosa cadencia,
el baile de los cuerpos fusionados.
Porque mientras de vaivenes se vistieron los respiros, quemaste mi cuello con tu dulce aliento,
solo las piernas entre el frote y entrelazo, jugaron al eterno juego, del deseo evaporado.
Sacamos chispas al piso sordo de madera, lo prendimos fuego, lo sudamos, lo empapamos. Y en el último jadeo, de los músculos cansados, de los miembros ya vencidos, de los vellos erizados, un ruido de tacón, y en esa mirada tuya, mezcla de placer y ruego, te dije: Va de nuevo...?
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