Que yo no quiero vestirme el alma solo de deseo,
que no quiero tus pulgares rasgueando
los gemidos de mi vientre que te llama.
Que no quiero me veas como el atavío
que lleva la noche cuando está cerrada,
y el calor abrasa, llegando en oleadas,
zigzagueando estrellas, hasta mi destino.
Que no quiero tu boca, que no quiero tu cuerpo,
que no, si no es con tu alma,
que no, si no es con tu verbo,
que si solo me ofreces tus ganas
de saborear piel, licor, vacío y vértigo,
no vas a saciar mis entrañas,
que no quiero tus pulgares rasgueando
los gemidos de mi vientre que te llama.
Que no quiero me veas como el atavío
que lleva la noche cuando está cerrada,
y el calor abrasa, llegando en oleadas,
zigzagueando estrellas, hasta mi destino.
Que no quiero tu boca, que no quiero tu cuerpo,
que no, si no es con tu alma,
que no, si no es con tu verbo,
que si solo me ofreces tus ganas
de saborear piel, licor, vacío y vértigo,
no vas a saciar mis entrañas,