Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

jueves, 29 de marzo de 2012

Trascender...



Necesidad impetuosa de beberte, carne encendida al rojo vivo de tu sangre derramada en mi nombre, solo en mi nombre... Derramada en tu músculo latente, que no cesa de moverse al ritmo del mio. Y esas ganas locas de triturar el aliento entre tus dientes... congelar el pestañeo de tus ojos dorados, ir a gatas por la linea plateada de tu columna vertebral, recorriendo el voltaje de tus vellos con la lengua, recogiendo a cada milímetro pequeñas descargas explosivas de la luz fugaz que despide tu alma al mixarse con la mía... Y montada a tu cintura me derrito, me deliro, me encojo, me dilato, me hago agua y desierto, porque nunca tuve tanta sed, como después de haberte secado a grandes sorbos la esencia blanca que en este instante me hace estallar y trascender en tu interior... eternamente.

viernes, 23 de marzo de 2012

Vos, mi ciudad sin nombre.

Y un día desperté caminando sola, en una ciudad sin nombre. Las veredas ajedrezadas, le daban matices al tiempo detenido en los charcos de agua limpia y burbujas detergentosas. Daba la impresión de ir en sueños, pisando las nubes y las caras levemente familiares, me observaban mientras no mirara, mas cuando lo hacía, giraban con vergüenza y escándalo. Siempre hice una vida de sueño, plagada de normalidades, aciertos, desaciertos, esperanzas y miedos. Nací en un mundo donde ser normal es no llamar la atención, vestir como todos, gustar de tomar helado en tardes de calor, jugar con muñecas y soñar con el príncipe azul. En tiempos en los que las hormonas hervían la sangre, recatar el alma y sujetar el cuerpo, no expresar ni la letra de mis sentimientos,con la esperanza paterna de no descarriar a la blanca ovejita. Más cuando se me ocurrió iluminar con luz propia el camino que se dejaba acariciar por mis pies, los sueños de letras coloridas, deslumbrantes, como piedras preciosas, se proyectaron en el túnel de mi mente, abriendo posibilidades infinitas como las estrellas, y las cadenas de lo políticamente correcto, sujetando mis manos, mientras el azote de una sociedad prejuiciosa y llena de envidias, me hinchó tanto los labios que ya no pude hablar, dejó cortes indelebles en mis manos que hoy ya sanaron y puedo escribir mi verdad...
Mientras sigo pululando por la ciudad sin nombre, recuerdo mi vida y al tocar mis ojos, ríos de lágrimas negras versan mi historia en papiros que el tiempo no podrá destruir. El día que desperté caminando sola, dije ya no mas... El sueño idiota de la vida correcta terminó.
 

No esperes.

No, esta vez no voy a gritar, no voy a temblar cuando me toques, no. No te voy a pedir al oído lo acostumbrado, ni voy a desear el mar exquisito de tu sabor, no. No vas a encontrar ya, ese hacerme estallar de los colores que ansiás noche a noche, ni vamos a nadar en la humedad dulce de las sábanas...
... Y mi alma te hallará delante mio, yo que guardé en el cofre de mi pecho, este tesoro solo para vos, tomo tu mano ansiada desde siempre, cálida y exacta, la posás en mi blancura, pintándome de millares de estrellas, yo que te esperé ensayando palabras y palabras, y mis labios solo tienen sed de los besos de tu boca, y mi cuerpo ya no ansía ser cuerpo, si no me poblás el alma con la tuya, y al recostar mi cabeza en tu hombro, y la tuya en el mio, sepamos que al fin hemos llegado. 

viernes, 16 de marzo de 2012

FUE DEMASIADO.




Pudiste alegar amor verdadero mientras caminábamos hacia la nada. Las piernas me temblaban, no se si de frío, de miedo o de ansiedad, y tus manos, prendidas a las mías, brotaban en mares de sustancia acuosa, sabor a blancos silencios del desierto. Y esa noche tuvimos sueños compartidos, que aunque vos no te acordaras y yo no supiera a ciencia cierta si también eran los tuyos, viajamos abrazados por el lado oculto de la luna, con las piernas enredadas en ese parpadeo de estrellas, que acompaña los latidos unísonos, cuando un solo fuego nos estalla las entrañas, ansiando salir disparados por la boca… Aún guardo tu vértigo… tu gemir… tus ganas.
Pudiste jurar en vano, sobre mis alas de loca etérea. Pudiste huir, quizás era yo demasiado para vos… Quizás una simple mujer pedestre fuera con tu talla… Que ya me di cuenta que mientras me amabas, aterradas llamas bailoteaban en tus ojos, y desnudabas tu garganta en un único alarido… solo porque te llevara a pasear por el espacio infinito y realmente te obsequiara el universo… En fin, fue demasiado
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