EL.

Se derrama sedosamente en mis palmas ansiosas, como si fuera yo una extensión ligera de su ser. Es, sencillamente mi yo masculino, y a la vez la trama interna de mi corazón. Es la luz que se ha metido entre mis vellos, volviendolos brillantes, siguió por mis poros, con su verbo simple y sincero, y penetró mis fibras musculares con su voz de cascada, de niño grande. Bañó mi alma de la suya, como el agua de montaña se libera en el cauce del río, y se vuelve una con el lecho de piedra, esa piedra  que una vez fue mi corazón, y el la volvió carne pura e inmaculada.

El es la conciencia misma de mi yo latente, ese que no vive el cautiverio de mis dias mundanos, de mis noches oscuras. Ese que cada mañana me piensa y me hace pensar, ese que sin saberlo se ganó lo mas puro que tengo, y que yace enterrado en mi carne a la espera del conquistador, dueño de mi simple y mas grande amor.

El es la esperanza guardada de mi libertad, y a la vez es la condena, dulce condena, de mis dias por llegar.

El último límite es el cielo.

Con las plantas de mis pies desnudos, plantadas en tierra firme, elevo mis manos juntas al cielo y la luz suave, cálida de tu alma, me evapora de a poco la escarcha blanca de mi noche triste.Sale rojo, rabioso, el sol guerrero, abrasante y tierno a la vez, de tu pasión, de tu verbo alborotado y alborotante, excitando mis neuronas, en voltajes elevados, constantes, certeros.Tus manos de enorme ansiedad, causada por la larga espera, me despojan con caricias de tus dedos, de la marca indeleble de la esclavitud, de la piel externa de mis miedos, de la primera piel de mis ganas, desnudando mis piernas con estremecimientos ardorosos, minando cada centímetro de mi ser, de explosiones que juntan las esencias escandalosamente.

Recorres con tu boca los lados de mi cuerpo, ávido, mojando de ternura mis cadenas, dandole fin a mi loco cautiverio. Te hundes en mi mar, buceas como un experto, conocedor de mis secretos, catador definitivo de mis aromas, sabores que nunca vas a olvidar, porque en algún lugarcito recóndito de tu cerebro, quedará plasmado, tatuado con fuego mi vibrar único e irrepetible. Me dejas beber tu alma de a sorbitos constantes, te retuerces, te recorro de punta a punta, perdida en la inmensidad de tus ojos, a cada instante, mas dorados ( dejame ninfar en ellos) y de tu boca sale el sonido mas bello que he oído, como parte de una ensoñación( serás solo un sueño? ), amalgamándonos húmedamente, rítmicamente,  elevándonos al maximo climax, boca a boca, piel con piel, dos almas amando un solo horizonte... el último límite es el cielo.

AMAME.

Ámame como si no hubiera mañana, como si el hoy solo existiera entre vos y yo, mañana te desharás en mi mente, desfacetado en miles de bellos recuerdos y en mis manos se evaporarán las caricias, los besos y el peso dulce de tu cuerpo sobre el mio...

Ámame los desgarros invisibles del corazón, la sangre azul que se derrama en tu nombre , bañando en letras mis ventrículos cansados...

Ámame!!! No te detengas... el tiempo no lo hace y mis recuerdos de vos se me quedan en la visible oscuridad de un adiós no dicho, pero verdadero.

Ámame, que cuando te hayas ido finalmente, cruzando el umbral de mi puerta, mis mariposas mortecinas te seguirán a donde vayas, para que no te olvides de mi olor y de mi sabor...

Ámame, tómame, siénteme debajo de tu piel, libera tu caudal inagotable de ternura en mi vientre vacío, deja una marca indeleble para que pueda sentirte en la ausencia más profunda, esa que dejará entrar el frio incierto de la soledad. Silencia mis gemidos con tu nombre, traspasa mis pupilas con tu esencia, lléname entera de tu alma, asi... nunca habrás partido.