Leyenda que guardan en silencio,
los astros, extintos, sin sentido,
de alas cortadas en el ruido,
de almas robadas en el vuelo.
Si milagro fueron en el cielo,
verdad en la tierra del latido,
luz en la miseria del soplido,
de la noche oscura de los miedos.
Enlodados sus cuerpos terrenales,
si, ahogándose en la muda brisa,
se estremecen entre los trigales,
acunándose con las espigas,
viviendo en los últimos instantes,
postrer estertor que huele a vida.