Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

lunes, 17 de junio de 2013

Propósito.

Desnudarme de la hipocresía, sacando con dos dedos cada mentira. Seducir al cosmos solo con una sonrisa, sin plagiarle un solo gesto a la luna. Incinerar las razones que me alejaron de la vida una vez, y las ganas que brotan de las curvas sinuosas en los bordes inacabados de mi ser. Soy torrente que moldea, soy vasija que contiene, soy espíritu de fiesta, soy tu paz, tu coraza, tu mas temible miedo, tu calma en la tempestad... Desnudarme para vestirte, vaciarme para acogerte, llenarte para que vueles y algún día me recuerdes... La de las palabras vibrantes.

Introspección.

En el arduo trabajo de encontrarse, de bucear ¿Ignominia? tierra adentro, de saberse mujer desde el principio, mas no hallar el desde donde, no sentir la raíz en las entrañas, no saber del desgarro, del dolor, del placer, de la muerte y renacer, hallo el consuelo de ser útero y crecer, descubrir todo lo que es esencia de mi misma.
Y levantar los ojos al cielo, solo para recordar que somos luna, somos agua, electricidad, aromas conjugados, un diseño perfecto para alojar con amor. Esta noche de cuna alunada, de luna acunada, mi alma abierta (rota quizás) va dejando en el camino una estela de la luz de mi ser. Y en la esperanza inconclusa, incierta, de saberte sol, de saberte niño, de sentirte fuerza, potencia y acción, me duermo con el corazón lleno del vacío de tu pasión.

Acunarte

Acunarte, nocturna, después del vuelo, vestida de nadas, cubierta de sol y de sábanas cálidas... Un lugar común, sin tiempo, peso y valor.
Vaivenes de hojas, arremolinados cantan la misma canción.
Acunarte tiene el sabor de los más celestiales manjares, y de la cruel sensación de unos labios como fuego, marcando el camino que me lleva a vos… Voy ardiéndote, y mojando cada célula preciosa, cada tesoro invaluable, milímetros deliciosos donde hacerte el amor.
Acunarte se asemeja a invitarte a bailar sobre una ola,
de ese vino ardiente y espumante, de esa constelación de estrellas
con la que salpicás el carmesí terciopelo de mi pasión…
Y te acuno… Oh! Si! Te acuno, hasta el último espasmo, postrer apretón de gargantas, soñando ya un mismo calor…