Acunarte, nocturna, después del vuelo, vestida de nadas, cubierta de sol y de sábanas cálidas... Un lugar común, sin tiempo, peso y valor.
Vaivenes de hojas, arremolinados cantan la misma canción.
Acunarte tiene el sabor de los más celestiales manjares, y de la cruel sensación de unos labios como fuego, marcando el camino que me lleva a vos… Voy ardiéndote, y mojando cada célula preciosa, cada tesoro invaluable, milímetros deliciosos donde hacerte el amor.
Acunarte se asemeja a invitarte a bailar sobre una ola,
de ese vino ardiente y espumante, de esa constelación de estrellas
con la que salpicás el carmesí terciopelo de mi pasión…
Y te acuno… Oh! Si! Te acuno, hasta el último espasmo, postrer apretón de gargantas, soñando ya un mismo calor…
Vaivenes de hojas, arremolinados cantan la misma canción.
Acunarte tiene el sabor de los más celestiales manjares, y de la cruel sensación de unos labios como fuego, marcando el camino que me lleva a vos… Voy ardiéndote, y mojando cada célula preciosa, cada tesoro invaluable, milímetros deliciosos donde hacerte el amor.
Acunarte se asemeja a invitarte a bailar sobre una ola,
de ese vino ardiente y espumante, de esa constelación de estrellas
con la que salpicás el carmesí terciopelo de mi pasión…
Y te acuno… Oh! Si! Te acuno, hasta el último espasmo, postrer apretón de gargantas, soñando ya un mismo calor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario