Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

jueves, 16 de abril de 2015

Estar desnudo...

Creer que estar desnudo es ir sin ropas,
es como decir que lo vulgar es divino,
Barre la hembra con el deseo macho,
mientras la Mujer duplica el vino.
Apegado es el fiel al juramento,
que vence en el agrio sino,
de una tumba sin lápida ni flores,
donde yace el cadáver del olvido,
Creer que estar desnudo es ir sin ropas,
cuando la herida seca es el vestido.
Clarissa Cristal.

viernes, 3 de abril de 2015

NOCTURNO

Brinda la noche su ensueño agreste de páginas mojadas, el libro de la vida guardado en azules cántaros bebidos en silencio. Tiendo a alargar la mano y enredar mis dedos en los vellos abundantes de tu pecho, mientras la luna de tu cara duerme agitada, poniendo a prueba mi sigilo. Y el aire se llena de incesantes melodías que subyacen en tus venas y se enlazan con el fluir vertiginoso de mi sangre caliente de fiera. Y las notas que se escapan susurradas de tus labios breves y rojizos, van danzando en espirales uniformes hasta caer en rotundos tornados en MI TU ombligo... El puente nunca dejará de ser el puente, y tu canto sonámbulo y sereno, mi rugir en las venas, tu latido, nunca dejarán de mantenernos unidos. 
                                                                                                                                                                                         
C.C       

jueves, 2 de abril de 2015

NADA MAS QUE AGREGAR...


Al mirarte en el cielo, que dejaban a su paso herido, tus ojos, me topé con las ganas de beberme el misterio, que venía robándote en los sueños lúcidos, al amanecer... El aroma inexplicable de los versos rotos y vueltos a componer. Te temblaban las piernas en el forcejeo, querías la tierra y querías el vuelo... querías la paz y el deseo que atiza, que te hace caminar por la cornisa del desvelo, y pedir a gritos, boca abierta, pies crispados, mi nada aparente, mi alma que quema con fuego azulado...
Te envolví en mis alas,
musculosas, fuertes,
te abrigué, incendiada,
en mi sol naciente,
en medio de esta libertad...
Y volamos juntos
a un mundo de ensueño,
donde el plenilunio,
nos bañó sereno,
donde el rojo sangre,
nos corrió endiablado.
Quemando en las venas...
dos ríos de lava,
agridulce vértigo,
tu olor en mis manos,
tu piel en mi voz.
El manto de noche
bailó el sortilegio,
sube y baja preciso,
ahogándose el pecho
en las luces bravas,
de un salto mortal.
Apreté tus manos,
moraste en mis dedos,
te sentí en mi vientre,
profundo, ardiendo,
agitado y calmo,
como áureo torrente,
que besa mis costas,
y en un parpadeo,
inunda el salado,
principio del final.
Clarissa Cristal.