Me atrevo a cerrar los ojos, y el rojiazul me invade, cuando en tímido sueño bates alas, cubriendo el reposo de mis piernas caminantes de vigilias. Todo sobra en un mundo que entra por los ojos y por los oídos, principalmente. Las horas van cobrando matices extraordinarios al correr con la brisa. Pareciera que el destino desatinado se acomoda a los rezos del fiel iluminado que abrió los ojos hoy, y ya no querrá cerrarlos. Mientras decrece la luna y ahoga a las tontas mareas, un templo abre las puertas de par en par al arcángel recién llegado, rotas sus sandalias y con sed de amar.
En onirias cruzadas, gestamos futuros amaneceres de pupilas dilatadas y lazos rojos en la piel.
Mas rompen espejos los haces de luz furibunda, que han entrado como tromba, descubriendo, dormida en el altar, a la Diosa Alba, derramándose en cascadas de agua dulce, en el núcleo latente de la vida.
Clarissa Cristal.
En onirias cruzadas, gestamos futuros amaneceres de pupilas dilatadas y lazos rojos en la piel.
Mas rompen espejos los haces de luz furibunda, que han entrado como tromba, descubriendo, dormida en el altar, a la Diosa Alba, derramándose en cascadas de agua dulce, en el núcleo latente de la vida.
Clarissa Cristal.