Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

viernes, 8 de julio de 2011

EL.

Se derrama sedosamente en mis palmas ansiosas, como si fuera yo una extensión ligera de su ser. Es, sencillamente mi yo masculino, y a la vez la trama interna de mi corazón. Es la luz que se ha metido entre mis vellos, volviendolos brillantes, siguió por mis poros, con su verbo simple y sincero, y penetró mis fibras musculares con su voz de cascada, de niño grande. Bañó mi alma de la suya, como el agua de montaña se libera en el cauce del río, y se vuelve una con el lecho de piedra, esa piedra  que una vez fue mi corazón, y el la volvió carne pura e inmaculada.
El es la conciencia misma de mi yo latente, ese que no vive el cautiverio de mis dias mundanos, de mis noches oscuras. Ese que cada mañana me piensa y me hace pensar, ese que sin saberlo se ganó lo mas puro que tengo, y que yace enterrado en mi carne a la espera del conquistador, dueño de mi simple y mas grande amor.
El es la esperanza guardada de mi libertad, y a la vez es la condena, dulce condena, de mis dias por llegar.

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