Acuname y cantá, que yo te sigo envuelta en la luna, que entre compás y compás, las estrellas crecen con tallos de plata, desde nuestra piel humeante a la eternidad...
La claridad simple del plenilunio, baña de diamantes el encastre de los suspiros, seca los silencios usurpados, y termina para siempre con la arritmia de los vientres sellados en la boca de la noche maravillosa...
Allá a lo lejos, como si el blanquinegro fuera perenne, aúlla la loba... llora la pasión robada, en el recuerdo innato de dos miradas... Clarissa Cristal.
La claridad simple del plenilunio, baña de diamantes el encastre de los suspiros, seca los silencios usurpados, y termina para siempre con la arritmia de los vientres sellados en la boca de la noche maravillosa...
Allá a lo lejos, como si el blanquinegro fuera perenne, aúlla la loba... llora la pasión robada, en el recuerdo innato de dos miradas... Clarissa Cristal.
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