Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

martes, 21 de mayo de 2013

La envidia.

Esto es un aquelarre...una locura, suspiró la vieja mientras se santiguaba apretando el rosario que le había regalado una amiga, "bendecido por su santidad" había dicho y por eso olía levemente a rosas... Que se yo? Cosas de viejas. A medida que los taconeos iban haciéndose mas fuertes, el rubor iba cubriéndole las mejillas, ademas de la indignación. Yo sabía que si me daba vuelta iba a tener que preguntar y recibir un sopapo en la nuca, así que me quedé quieta como una estatuita, imagino que me veía graciosa...
Entonces las vi, venían del lado del confesionario, todas con la cara iluminada, los ojos brillantes de dicha, como si les hubieran dado un regalo enorme, como esos que deseo para mi cumpleaños y nunca me dan... porque soy mala. Pasaban de a una, vestidas de blanco..¡Como me hubiera gustado ser una de ellas! Tenían como amor en los ojos, una luz especial. Entonces la voz del cura hizo que todos se pusieran de pie y la vieja me empujó para que yo también lo hiciera... Entonces la escucho que le dice a la de al lado: Como les van a perdonar los pecados a las putas? Encima las ponen adelante, y uno termina acordándose de que las vio en las cuatro esquinas de la plaza, levantando clientes!
Ese día aprendí que es la envidia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario