Colores de un alma que crea desde la celda de un neuropsiquiatrico. Una ninfa que inspira poemas y relatos fantásticos. Una historia que no tiene final...

martes, 29 de abril de 2014

Caleidoscopio.

Cuando el silencio me hizo bajar de la nube de purpurina a la que estaba montada, quiso el desvelo de la noche morada llenarme de pájaros y sordos aleteos. Mas vi la mirada cálida e indescifrable de los locos que se esconden tras bambalinas, esperando a ser llamados para hacer su gracia y volver al reposo inquebrantable de los psicotrópicos, en la jaula.
Amanecía... y el espejo quiso sonreírme una vez mas.
Si fuera verdad y yo no existiera mas que en tu imaginación, y mis pasos retumbaran en la vereda de tus miedos, haciéndote estremecer ¿Cual sería la quimera que tan hondo mezquinás, para asesinar mi huida y profanar el himen de mi soledad? ¿ La libertad se gana, se merece o se recibe como derecho?
Dentro de su mente mis palabras bailaban con la brisa fría del otoño alado de hojas, reverbero triste de una inseguridad ignota y carente de género. Yo seguí hablando de la piedad y las rosas Té que en su mundo huelen a nardos del crepúsculo, del amor del que todos hablamos maravillas, pero casi nadie conoce. Él escuchaba, como se escucha la melodía de las lluvias, con gesto ido y las mejillas mullidas, mojadas de tanto diluviar. Proseguí con mi canto y retemblaron las piedras, añadí despojos de osadías pretéritas en la linea que conecta su deseo que no conozco, con ese sol inventado que refulge en mi pecho...
Desperté atorada de tanta imagen, con las ideas revueltas de tanto soñar..¿Y si en verdad solo existiera en tu mente?
Clarissa Cristal.

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