... Y tus manos fueron vida y lumen en mi voz, raíces sinuosas que se encarnaron en mi pecho, palabras largas y monosílabos a dueto que se llevaron mi aliento a las cavernas del dolor.
Amanecer una, dos, tres... cien veces, con un injerto trasnochado de rocío, sabiéndome alma, dejé el cuerpo dormido, y me fui en pos de sabe quien que olor silvestre.
Con el paso del tiempo enmarañado entre las piernas, y el fuego consumiendo los amores, la luz del día me sorprendió llorando hervores,y me rendí al ser que mora en tu terneza ...
Clarissa Cristal
Amanecer una, dos, tres... cien veces, con un injerto trasnochado de rocío, sabiéndome alma, dejé el cuerpo dormido, y me fui en pos de sabe quien que olor silvestre.
Con el paso del tiempo enmarañado entre las piernas, y el fuego consumiendo los amores, la luz del día me sorprendió llorando hervores,y me rendí al ser que mora en tu terneza ...
Clarissa Cristal
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