ELLA.

"No le hagas desenvainar la espada... o te convertirás en un miserable montículo de sal."
... Y el ciego puso sus manos sobre la silueta negra encapuchada, sin rostro... hablando verdades que destazan las cabezas de los monstruos. Deslizando palabras convirtió en puro sílice, la figura errante de la mentira y en luz la mirada paupérrima de sus inexistentes ojos.
Los cielos violetas abrieron compuertas de música y trueno...
Surgió, de pronto, como el pequeño crepitar de una hoguera en crecimiento, el suspiro recién nacido del alma, un soplo de viento. Y avivando la misma vida, de tierra, agua, raíces y miedos, se encarnó echa hembra, ángel, luz y guerrera del tiempo.
Clarissa Cristal.